Los protocolos

https://goo.gl/photos/KYYmmBgQichfHeWL6

El vuelo de Atlanta a León iba saliendo muy bien. Más que bien, de hecho: yo empecé en un asiento trasero, pero el avión era un poquito pequeño, y pocas personas estaban en primera clase. Para restaurar equilibrio, las azafatas me trasladaron del asiento 19D al 1A, un trono real en frente del avión. Ellas pudieron haberme tratado como lastre, como balasto, como peso muerto, pero al parecer el protocolo de la aérolinea es tratar a cualquiera que esté en primera clase como si hubiera pagado su precio. Recibí buena comida, buen vino, y una toalla caliente para mis dedos elegantes. Agradecí a la azafata por el servicio inmerecido. Ella estaba bromeando conmigo, diciendo que yo necesitara tomar una selfie viviendo la vida, justo cuando el piloto hizo un anuncio.

Se encendió una alarma del extintor de incendios en el compartimiento de equipaje. No había indicio del fuego, solamente que el extintor (o el sistema de vigilancia) no estaba funcionando correctamente. Pero el protocolo de la aérolinea decía que el piloto tenía que tratar cualquier falta del sistema de seguridad como un peligro para el avión, y así que tendríamos que aterrizar en el aeropuerto más cercano, el cual en ese momento era Houston, cien millas afuera.

El avión dio la vuelta y empezó un descenso bastante empinado a Houston. Parece que 100 millas no es suficiente para una suave bajada. Después de que aterrizamos, la azafata dijo que necesitábamos quedarnos en el avión, porque éramos pasajeros internacionales, Pero un minuto más tarde, ella dijo que necesitábamos salir del avión con todas nuestras cosas porque ellos iban a cambiar el avión. Nos bajamos en una parte del aeropuerto Houston en la que no había otros pasajeros, una alla desierta.

La aérolinea encontró otro avión muy rápidamente, pero aunque tenían procesos para reemplazar aviones, no los tenían para que los pasajeros internacionales volvieran a abordar en una manera segura. El escáner para las tarjetas de abordar no funcionaba: según la opinión del escáner, ¡ ya estábamos en aire ! Con el tiempo, una de los empleados de la aérolinea, una mujer veterana, resolvió a hacer cosas a la antigua usanza. Ella imprimió la lista de pasajeros y con su colega ellas verificaron todos nuestros pasaportes con la lista. ! Con papel y boli, en 2016 ! La fila era muy larga, pero ningún terrorista abordó con nosotros. No podiá abordar hasta el final, porque yo había comprado el asiento 19D, uno de los más baratos, pero cuando llegué al avión, la azafata me dijo que el 1A era mío. Por dos horas más, sería de la elite en primera clase.

Print Friendly, PDF & Email