La película documental
Garbo el espía, un documental
Dirigida y producida por Edmon Roch
De España, en inglés, español y catalán, 2011
De la niñez y juventud y de Joan Pujol García se sabe poco, solo lo que dijo él mismo décadas más tarde. No hay mucha razón para dudar de su cuento, excepto que era un mentiroso sin par. En todo caso, parece haber sido un joven testarudo de la burguesía, quien dejó la escuela temprano por razones de independencia y empezó a trabajar en varios puestos. En la Guerra Civil, fue reclutado por el ejército de la República, pero no le gustaba. Desertó de las fuerzas republicanas, cruzando al lado nacionalista durante una batalla. Muchos años después, diría que odiaba igualmente a los fascistas y a los comunistas.
En los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, Pujol se encontró en Madrid, desempleado, con pocas perspectivas en la economía floja de guerra. Decidió hacerse espía. Primero, fue a la embajada británica para ofrecer sus servicios. Ellos lo rechazaron. Luego, fue al Abwher (la organización de inteligencia militar alemana) con una oferta similar, fingiendo que era un funcionario español, muy fanático a la causa Nazi, que viajaba a Inglaterra de trabajo con frecuencia. Los alemanes le creyeron y lo aceptaron como espía. En verdad, no tenía puesto en el gobierno ni ningún documento para viajar a Inglaterra en tiempo de guerra, por eso se mudó a Lisboa y allí, con la ayuda de libros de la biblioteca, empezó a construir una red de espías —un grupo de 22 (o 27) agentes totalmente ficticios— operando a lo largo de las islas británicas. Incluso mientras enviaba los informes falsos a los alemanes, seguía, de vez en cuando, ofreciendo sus servicios a los británicos. Con el tiempo, lo acogieron en su equipo, pero solo después de darse cuenta, por otras fuentes, que los alemanes ya creían sus informes. Al fin Pujol pudo viajar a Inglaterra, ahora como integrante oficial de MI5, la agencia de contraespionaje, y desde entonces sus mentiras eran nada más meras tonterías, invenciones verosímiles fabricadas para ganar un sueldo: ahora eran una parte crucial de la estrategia de la guerra. En particular, desempeñaron una papel clave en la Operación Fortitude, el falso homólogo de la Operación Overlord, es decir, las mentiras de Pujol fueron parte del intento masivo de convencer a los Nazis de que la invasión aliada aterrizaría no en Normandía, sino en Calais.
Después de la guerra, Pujols fingió su muerte en África, se afincó en Venezuela con un nombre nuevo, y comenzó una carrera exitosa en petróleo y bienes raíces, ayudado mucho por la pequeña fortuna que los alemanes le habían pagado, la cual los ingleses le permitieron quedarse. Décadas después, él fue contactado por un historiador britanico e invitado al aniversario cuadragésimo de la invasión, a la cual asistió como héroe.
